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ECOSISTEMAS Y REDES DE INNOVACIÓN

Al tocar el tema de ecosistemas y redes de innovación, resulta imprescindible acudir a la referencia obligada de la región conocida como el Valle del Silicio. Durante las cinco décadas pasadas, por razones profesionales y familiares, he visitado esta región icónica con mucha frecuencia y en diferentes etapas de su desarrollo. A través de dichas visitas he podido corroborar como la cultura, el contexto y las interacciones de los actores más relevantes de la sociedad, academia, gobierno, industria y medio ambiente (quíntuple hélice) dan lugar al surgimiento de ecosistemas, redes y agrupamientos que facilitan los procesos de innovación tecnológica. No hay a la fecha región en el mundo con el poder e influencia que el Valle del Silicio tiene sobre el futuro digital del mundo.

En este valle conformado por ciudades vecinas entrelazadas (Menlo Park, Sunnyvale, Palo Alto, Mountain View, San Jose, San Francisco y otras alrededor) se asientan corporaciones como Google, Apple, Meta, Nvidia, e-Bay, Intel, Tesla, Netflix, Adobe y otras con importancia y presencia global. La relevancia de esta región, no surge de manera aleatoria. Su capacidad innovadora es el resultado de acciones e interacciones que dieron lugar a una cultura que fue gradualmente apareciendo después de la segunda guerra mundial cuando las universidades de la región extendieron sus recursos y conocimientos para orientarlos a la creación de empresas de base tecnológica especializadas en electrónica, semiconductores, computación, telecomunicaciones y redes, comunicaciones espaciales y ahora inteligencia artificial y ramas afines. Empresas pioneras en la conformación de este valle fueron Hewlett Packard, Fairchild, Varian y otras que se han transformado y cambiado de nombre. No es sorpresa que en esta región se encuentre Y Combinator, una de las incubadoras de mayor influencia en la generación de empresas de nueva generación (start-ups) de la actualidad y cuyo pasado director, Sam Altman, es el actual CEO de Open AI, empresa de avanzada y creadora de ChatGPT. La influencia del Valle del Silicio transciende las fronteras tecnológicas abarcando los entornos políticos y financieros.

Tres factores han sido cruciales para el desenvolvimiento del Valle del Silicio: 1.La atracción de talento proveniente de diversos lugares del mundo, particularmente de India y otros países asiáticos. 2.El acceso a capital de riesgo proveniente de despachos con visión y prospectiva para apoyar empresas con gran potencial de mercado. 3. El fortalecimiento de una cultura donde las fallas son aceptadas como aprendizajes. La combinación y aplicación de estos tres factores han contribuido sustancialmente a la dinámica de operación mediante la liberación y asignación estratégica de flujos financieros y de conocimiento proveniente de redes interconectadas que da forma y estructura al ecosistema digital más vibrante del mundo.

La fama y el éxito del Valle del Silicio se ha extendido por doquier y diversos gobiernos y agencias de países industrializados y del Sur Global han intentado emular el concepto del Valle del Silicio, sin embargo, debido a que la innovación es cultura, historicidad y contexto, no es posible adaptar totalmente su modelo, a menos que se tomen en cuenta los factores anteriormente mencionados; y tal como ya se ha mencionado en pasadas contribuciones, la innovación no se da por decreto, buenos deseos o intenciones genuinas de desarrollo tecnológico. La innovación es el resultado de interacciones significativas que dan lugar a lo que en sistemas complejos se conoce como fenómeno de “Emergencia”. Es decir, la innovación surge, no se puede imponer.

El conocimiento de la naturaleza y operación de la “cadena de innovación” de un particular ecosistema es otro elemento determinante para detonar procesos de innovación. La cadena de innovación es el entrelazado de los diversos eslabones que dan fluidez, forma y estructura a los procesos involucrados en el ciclo operativo de los proyectos, desde su concepción hasta su adopción en el mercado y su apropiación social. La concepción del proyecto se puede dar en una empresa, universidad u organización gubernamental o de la sociedad civil. Esta cadena está constituida por eslabones cuyo número y naturaleza se da de acuerdo al tipo de proyecto y contexto, pero que en términos generales, consta de los siguientes eslabones: Investigación Básica, Investigación Aplicada, Propiedad Intelectual, Transferencia de Tecnología, Producción y Manufactura, Comercialización y Mercadeo, Monitoreo y Seguimiento y Evaluación. A partir de la evaluación se identifican los factores que definen la reintegración a un nuevo ciclo o nueva cadena de innovación dependiendo de la vigencia y grado de obsolescencia de los productos o servicios que se desean mantener en el mercado o substituirse por otros de nueva generación con características técnicas o ergonómicas modificadas. Cuando en el ecosistema aparecen soluciones alternas con mejor desempeño, precio o diseño, se generan entornos competitivos que son escenarios donde los jugadores más hábiles y astutos se enfrentan a oponentes que desean ocupar una posición de ventaja para subsistir o adquirir dominancia en un particular segmento de mercado.

Cuando las cadenas de innovación están fragmentadas, el ecosistema es disfuncional, la generación de conocimiento que sale de los laboratorios no fluye o se atora porque la cadena no está bien concatenada, algunos eslabones pueden funcionar, pero no se integran al flujo general que lleva los productos desde su génesis al mercado o al usuario final. Esta condición se da en forma frecuente en diversas regiones y países que pudieran tener eslabones fuertes, pero están desconectados con los otros eslabones de la cadena. Es decir, se pueden tener laboratorios de investigación de primer orden donde se generan conocimientos y publicaciones de alto nivel, pero que no se interesan o no logran incorporar sus desarrollos científicos y tecnológicos a la cadena de valor. Dada esta situación, una región puede contar con un gran número de científicos y tecnólogos, sin embargo, ello no asegura que la innovación se dará en el ecosistema. No hay una cultura cimentada en el valor que la innovación otorga al orden social. Es decir, la cadena de la innovación esta fragmentada.

Los ecosistemas de innovación son de diversa naturaleza y magnitud, por ejemplo, en el caso de Ensenada, Baja California, el ecosistema gastronómico es el resultado de un conjunto de acciones, gestiones y proyectos que desde hace varias décadas han dado lugar al florecimiento del arte culinario, las industrias del vino, de la hospitalidad, el entretenimiento y del turismo y se ha convertido en un pilar de la economía de la ciudad y su contorno. En el caso de Tijuana, se puede citar el caso del ecosistema de los dispositivos médicos, el cual por su capacidad innovadora y de generación de fuerza de trabajo, ha logrado posicionarse como el cuarto agrupamiento de su clase a nivel mundial. Otro ecosistema relevante a nivel global es la región binacional Tijuana–San Diego donde los flujos de personas, cultura y de bienes y servicios transnacionales se combinan para dotar a la región de las californias de una dinámica socioeconómica en continuo crecimiento y se ha transformado en un motor de innovación regional.

La conectividad es uno de los rasgos distintivos del ecosistema digital constituido por redes interconectadas que constituyen un enjambre global que opera con eficiencia y rapidez, pero al mismo tiempo es altamente dependientes de la integridad de las funciones claves de distribución, protección, almacenamiento y rocesamiento de información proveniente de millones de fuentes de datos generados por humanos y autónomamente por dispositivos localizados en millones de lugares alrededor del mundo. La ejecución de tareas y procesos que salvaguardan la integridad de las transacciones entre los millones de nodos del ecosistema digital es de vital importancia. Una falla intencional o no intencional tiene el potencial de generar disrupciones e interrupciones de servicios financieros, de salud, transporte, etc. El grado de conectividad y la magnitud de las redes que soportan el ir y venir de miríadas de datos ha crecido exponencialmente desde los albores del Internet hasta la explosión actual de las aplicaciones de la Inteligencia Artificial Generativa. Aunque se dispone de herramientas de ciberseguridad de gran capacidad, la operación del ecosistema digital no es infalible a errores que involuntaria o deliberadamente puedan provocar la “caída” de las redes que generan y controlan en forma masiva el funcionamiento de un sinnúmero de servicios a la sociedad. Prueba de ello es lo ocurrido el 18 y 19 de Julio pasados cuando una falla en el proceso de actualización de software de ciberseguridad para los sistemas de Microsoft de parte de la empresa CrowdStrike de Austin, Texas provocó caos mundial en los sistemas informáticos de diversas partes del mundo afectando a viajeros, usuarios de servicios financieros, de entretenimiento y de otras áreas de la economía. Los sistemas no afectados fueron aquellos con sistemas operativos de Apple y Linux. Esta fragilidad es una muestra y a la vez una llamada de atención sobre la fragilidad de los ecosistemas digitales y de nuestra dependencia del mundo de los bits.

Sea cual sea el tipo de ecosistema de innovación, su impacto en la sociedad está determinado por una visión clara del propósito de la innovación para el bien común. De otra forma, la innovación, cuya característica es alterar la realidad social, da lugar a deformaciones y dislocaciones que desvirtúan su potencial inherente de crear espacios de aprendizaje y progreso centrados en nuestra naturaleza espiritual. Por lo anterior corremos el riesgo de enfrentar ecosistemas que en forma sistemática y orquestada operan mediante la interacción de redes eficientes, sincronizadas y operadas por personal con talento, habilidades y recursos para ejecutar acciones ilícitas que alimentan la violencia y la integridad humana. Desafortunadamente estos ecosistemas adquieren fortaleza y capacidades que las convierten en un reto significativo para la administración de justicia y para la sociedad en general. A final de cuentas, la parte más importante de los ecosistemas y redes de innovación es el individuo y su visión de transformación personal que alimenta a la vez la transformación colectiva de la sociedad. El logro de este doble propósito es base del éxito de proyectos de servicio y acción social que otorgan valor a las interacciones humanas en momentos que parecen alejarnos del propósito de lograr justicia y unidad en diversidad.


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